Durante los meses de estío los gaditanos acostumbran a trasladarse hasta la playa para realizar ciertos actos que toman por costumbre: Pasar todo el día con la sombrillita para protegerse del Sol, o metido en el agua para aliviar el excesivo calor que suele haber en esas fechas. El caso, que yo nunca hice eso, por eso fui con mi amigo y mis padres por la tarde a hacer un poco el tonto, un bañito y pa casita.
¿Qué pasó? Era día de marea baja, por lo tanto en la maravillosa playa de Cortadura (sí, sí, Cortadura), situada entre las ciudades de San Fernando y Cádiz, las rocas aparecieron en el mar formando un caminito tal que así:
Después de un maravilloso ratito jugando al fútbol, mi amigo y yo fuimos a explorar aquellas rocas. Claro está, eramos jóvenes e inexpertos, por eso nos hacía ilu a ver si veíamos algún pez grande o algo por el estilo.
Pues no encontramos nada, hasta el momento en que llegamos a un charquito. He aquí más o menos la conversación:
'' - Anda, un alga.
+ Que rara es.. ¿no?
- Po toma (me tiró el alga al cuerpo)
+ ¿Sí no? Po toma tú.
...
+ Ésto no será malo, ¿no?
- No hombre, no te preocupes. ''
Total, que nos refregamos el alga por la espalda muy felices hasta que cinco minutos después mi amigo me llamó y me dijo:
'' - Creo que sí va a ser malo, ¿sabes?
+ ¿Por? ''
Me miré el hombro. Tenía un bulto curioso, y el también por donde nos habíamos refregado el alga. ¿El alga? No señores, habíamos cogido un extraño tipo de medusa y nos pusimos a hacer el tonto con ella. Fuimos al módulo para que nos pusieran una crema corriendo y en realidad no fue para tanto, pero el recuerdo de ese hecho tan descojonante siempre lo tendré ahí. Así que cuidadito con las ''algas'' o acabaréis así:
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