viernes, 18 de octubre de 2013

''Sé original''

El hecho de conocerte fue como con cualquier persona, por casualidad.
Te había visto más veces, pero nunca me había fijado en ti.
Entonces, llegaste cuando menos me esperaba que pasara algo así.
Y al fin y al cabo, puedo asegurar que fue cuando más lo necesitaba.
Puedes vivir muchas historias, y tomar cada una de ellas como si fuera una película.
Esta que voy a contar está entre mis preferidas.
Puede ser que tuviera que pasar que a la vez estuviéramos en una situación parecida, y eso hiciera que nos entendiéramos mejor. Hablar para olvidar, el tiempo que hiciera falta. Y así, en tan poco tiempo me acostumbré a hablar con una persona desconocida hasta ese momento.
En cada bajón, en cada caída, en todos esos momentos, tenía la certeza de que alguien estaría ahí para mí, igual que sabía que yo estaría ahí para ese alguien. Saber que no es lo mismo levantarse de la cama habiendo perdido lo que tenías todos los días, y aún así, encontrar un motivo para estar bien. Eso es un regalo que sucede pocas veces.
Aún así, sabía que esa situación iba a ser temporal, cuestión de días, semanas, de un mes o dos. Antes me ilusionaba y lo pasaba mal, ahora me limito a disfrutar sabiendo que todo principio tiene un final. Sabía perfectamente que esa situación tenía fecha de caducidad, por eso no buscaba encariñarme, ni hacerme otras ideas más allá que tener la utilidad de servir como una transición para ese mal tiempo. Que no te faltase alguien en quien apoyarte ni esa persona para cuando no tenías nada que hacer o cuando te hiciera falta.
Te ibas. Y para cuando lo hiciste, ya temía por lo que pudiera pasar, no solo por ti, también por mí. Por eso, te fuiste con algo que me pertenecía, aunque no sirviera para mucho. La verdad es que me gusta más cuando lo llevas tú. Me quedé con tu olor, con tu forma de actuar, con como me hacías sentir tan bien, con tu historia y con como me mirabas a veces. Con disimulo, durante el tiempo suficiente para que no se me escapara un solo detalle, yo también lo hacía.
Si me quedo mirándote quiere decir que estoy buscando la forma de alargar ese momento. Harán falta siempre más de cinco despedidas antes de dejarte, porque no querré separarme cada vez que me abrace a ti. La explicación es muy sencilla: Creo que solo tú tienes partes en ventaja en esa comparación de la que siempre te he hablado. Puede que nunca encuentre las palabras para decirlo.
Me conformo con que estés bien, con saber que no hice mal como todo el mundo decía. Eso no va a borrar que te eche de menos aunque no deba. Al menos algo lo alivia.
Ojalá no cambies nunca.
Y ojalá pudiera volver a entonces.

jueves, 17 de octubre de 2013

Me acostumbré

Me acostumbré a decirme ''no importa'' en los días malos.
Y también a no confiarme demasiado en aquellos en los que todo parecía ir bien.
Me acostumbré a mirarme al espejo sin buscar el reflejo de mis ojos.
Temo ver una mirada que demuestre algo que no me guste.
Me acostumbré a apagar las luces y mirar al techo por las noches.
A dar vueltas en la cama sin que importe el reloj.
A dejar un tiempo para pensar sobre lo que no tiene solución y lo que no puedo entender.
Me acostumbré a no dormir.
A esperar a que la luz entre por las rendijas de mi persiana.
Me acostumbré a levantarme con ojeras marcadas.
A no poder dar más de mí al siguiente día por el cansancio.
Me acostumbré a decirme de nuevo ''no importa''.
A mirarme al espejo sin buscar mis ojos, a apagar las luces, a mirar el techo y a no dormir.
Me acostumbré a todo lo que conlleva un ''adiós''.
¿Sabes qué?
A veces, al cerrar los ojos todavía te sigo viendo.
Por eso, me acostumbré a no querer soñar.


Sabes que soñaré, si no estás que me despierto contigo