viernes, 18 de enero de 2013

La princesa está triste...

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».


Rubén Darío
 
¿Quién soy? ¿Y tú quién eres?
Quiero volver a ser como ayer.
Te lo susurro al oído para que te enteres
''Nada de lo que pudo volverá a ser''.
 
Las nubes llegan del norte.
Vinieron corriendo para acercarse.
Hoy la lluvia quiso caer a golpes.
¿Acaso vinieron para desahogarse?
 
Si una se apaga, se enciende otra estrella.
No sé quien eres, no dices nada.
Si te vas consigues dejar mella.
Si te quedas, un cuento de hadas.
 
Llueve, y te quedas frente a la ventana.
Sonríes, creyendo que la tormenta no llega.
Aún así tu mente no quedará sana.
Pues vives en libertad hasta que te entregas.
 
Libertad, ese cuento que nos contaron.
Todo en la vida sabe a mentira.
¿Cuántas veces dijeron que te amaron?
La realidad un loco la gira.
 
¿Por qué vienes cuando no te necesito?
¿Por qué vienes para abrir cicatrices?
¿No ves que en mi cuento ya no te cito
y que mis días al fin son felices?
 
O me aceptas o me olvidas.
Habla en plata, sea bueno o malo.
O me quieres o me odias.
Déjalo libre o átalo.
 
Hasta la nube más gris tapa un rayo de sol.
 Pero si te quedas por debajo.
 Acabarás como un desconcertado girasol.
Cuando tus ilusiones se arranquen de cuajo...




lunes, 14 de enero de 2013

Allá a lo lejos

No subas tan alto, pensamiento loco,
que el que más alto sube más hondo cae,
ni puede el alma gozar del cielo
mientras que vive envuelta en la carne.

Por eso las grandes dichas de la tierra
tienen siempre por término grandes catástrofes.



Allá donde rompen las olas.
Donde el cielo y el mar se funden.
Allá donde la Luna no se siente sola.
La tierra la sostiene mientras se hunde.
 
Cierra tu mente a lo que viene de fuera.
No dejes ver a tus ojos.
¿No entiendes que lo que un día era
quedó atrás, como ese atardecer rojo?
 
El calendario siempre marca un lunes.
El frío llega, luego vendrá el calor.
El Sol es el único que aguanta inmune.
Sin sentir ni ira, ni miedo, ni dolor.
 
¿Dónde está la fuerza del mar?
¿Dónde quedaron las ansias por llegar al cielo?
Las ondas ahora no pueden golpear.
Quedaron cubiertas por capas de hielo.
 
Gotas de lluvia se apresuraban por el camino.
La luz tenía los días contados.
No se puede hacer nada con el destino.
No sigue los caprichos de un dado.
 
La senda marcada estaba.
Apresurado, él recorrió su estela.
Pero al volver un vacío quedaba,
tan triste como una esquela.
 
Entonces le dijo el viento:
'' No te comportes siempre igual.
Pues te quedas con lamento
tras haber obrado para tu mal ''
 
No quiso, mas le dió la razón a medias.
Se sentó a esperar con ironía.
Y a plena luz del día.
Escuchó palabras desde la lejanía.
 
Su brújula ya estaba anclada.
Su mente dispuesta a lo que fuese.
 Su pobre alma maltratada
quería que no todo muriese.
 
¿Por qué olvidas las sonrisas
si las olas renacieron?
¿Por qué tu mirada hipnotiza
cuando antes los otros murieron?
 
¿Por qué el mar y la montaña
me llaman desde tan lejos?
Si solo con pensar en un mañana
se borran todos los complejos...
 
Se perdió para siempre el orgullo.
Quedando ante el mundo como su debilidad.
Con un suave y breve murmullo.
Se integró en su identidad.
 
¿Acaso son los segundos enemigos?
Esa duda quedará.
Sufrir es su debido castigo
ya que por sentir, le dolerá. 
 
La manecilla gira y gira.
¿Se está el final acercando?
Esta historia que la vida mira
con descaro, ¿se está acabando?.
 
No te vayas, demos momentos por compartidos.
Me cubres en invierno como un abrigo.
¿Sin tí? Nunca he vivido.
Vivir sin verte, pero contigo.
 
No puedo dar de mi gran cosa.
Solo intento que mi paso deje huella.
Tan bella, con espinas como una rosa.
Más hermosa que mil estrellas.
 
Lo que es débil se vuelve fuerte.
Quizás sea por uso de magia.
¿O es cuestión de suerte
que se pierda la nostalgia?
 
Disimula, pues el silencio escucha.
Puede arrebatarte lo que tienes.
No te rindas en esta lucha.
Hasta que el tiempo te obligue, te frene.
 
Recuerda, la perfección es frágil.
Tanto que con un golpe de suerte,
demostrando que vieja, pero ágil,
te acaba ganando la muerte.
 
 


domingo, 13 de enero de 2013

Desierto

Las hojas van y vienen en este árbol.
Cayeron 365, salieron 12.
Hoy vuelve a salir una más.
Trece, pero... ¿qué fue de las otras?
¿Cayeron por su propio peso? No lo sé.
¿Quién eras tú hace un año?
Estaba perdido, como alguien sediento en el desierto, buscando un oasis.
Los granos de arena eran todos iguales.
Sin embargo, no todos compartían la misma historia.
No todos venían de la misma piedra. No todos estuvieron allí siempre.
Se movieron, aunque estaban quietos. Hablaban, pero no pronunciaban palabras.
Aprendí a escuchar el silencio.
A entender la monotonía de los días, saber que yo sería el mismo eternamente.
A no fiarme del calor o del frío, siempre se acaban perdiendo.
A ver más allá de las paredes, más allá de mis ojos.
A apreciar las estrellas, tan lejanas y pequeñas.
Ellas son las que me guiarían en la noche, las que darían luz.
Encontré, cuando más había aprendido y más perdido me encontraba... Y volví a vivir.
''La vida es triste''.
Eso piensas si no tienes a alguien que te demuestre que es bella con un simple ''hola'' todos los días.
Ojalá me dé cuenta de que soy más fuerte de lo que creo.
Disfruta hoy que puedes, mañana a lo mejor no. Y si te tomas cada día como si fuera el último, haciendo lo que quieres, habrás vivido. Si no, llevas muerto mucho tiempo...
Lo primero es romper contigo. Luego podrás disfrutar viendo caer las hojas de tu propio árbol.
Naciste llorando, y morirás soportándote a ti mismo...
Pero mientras, si estás en buena compañía, que venga lo que Dios quiera.