Camina.
Lejos o cerca.
Camina.
Sientes tu sombra detrás tuya, te persigues.
Intentas librarte de ella.
Oscura y fría, siempre contigo.
Camina.
No puedes separarte, forma parte de ti.
Entonces oscurece.
La noche cae mientras caminas.
Y te das cuenta de que lo que antes te perseguía, ahora te tiene sumergido.
Camina.
Todo es sombra.
No queda nada más a tu alrededor.
No hay camino, solo hay sombra.
Y a la vez, no hay sombra, solo hay camino.
Todo es uno, tú sigues en el mismo lugar.
Camina.
Es hora de que se haga de día de nuevo.
El sol saldrá otra vez por el horizonte.
Habrás llegado al final del camino.
El lugar donde ya no hay sombra.
La noche se irá. Las nubes dejarán ver el Sol.
Un nuevo viento de otros lugares te llenará los pulmones.
Y es que no hay nada escrito, somos dueños de nuestro destino.
Por eso, camina, sigue caminando.
No pares tu reloj. Cada segundo es oro
Perderemos mil batallas antes de ganar al fin la guerra.
Hoy no llueve, caen lágrimas del cielo.
Las sonrisas quedaron atrás.
No aguantan como el hielo
de este vaso. Tú, tú ya no estás.
Miras atrás ves el camino.
Ves lo que te queda por andar.
Quizás sea ese nuestro sino.
Ahogando nuestro vivir para soñar.
El mar despierta de este pesadilla.
Mientras otros nunca despertarán.
El mar nos humilla como nuestra milla
verde. No regresarán.
Caminos separados se unen.
Otros unidos se han separado sin más.
Y mientras dejamos que historias se esfumen.
¿Los recuerdos? Los recuerdos nunca se irán jamás.
Volveré, volveré a la vida cuando rompa la luz en las rocas.
Porque nosotros arrancamos todo el orgullo del mar.
No nos hundiremos nunca más.
Que en tu memoria ya no hay vuelta atrás.
No nos humillaréis nunca más.
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