viernes, 28 de diciembre de 2012

Resumen 2012

Ha pasado solo un año del día en que me dió por resumir un año en 12 meses, unos primeros días y unos finales. Este año ha sido muy duro al principio, aunque ha sido muy bonito sobre todo. La mayoría de las cosas que dije el año pasado ahora me las tengo que comer, porque no tenía ni idea, como siempre me falta tanto por aprender...
Comenzaré dividiendo el año en dos grandes partes:
Los primeros tres meses fue, sinceramente, el peor tiempo que he llegado a tener. He hablado de él muchas veces, la mayoría de las entradas que más suelen gustar vienen de esa sensación de vacío que me entró. Me lo busqué supongo, me ilusioné por cosas (sobre todo por personas) que no debía. Lo pase mal en todos los sentidos, tuve que cambiar, intenté salir yo solo de la mierda pero no pude. Estaba perdido y no sabía como encontrarme, pero después de la tempestad viene la calma... De todas formas supongo que debo darle las gracias a los que me llevaron a todo eso, porque gracias a ellas al final he podido ayudar a más de una persona, pude aprender a valorar un buen gesto y saber lo que necesito. De todo lo malo se aprende, y yo aprendí mucho más de lo que pude haber aprendido en el anterior año, aprendí a abrir los ojos a tiempo.

Cada hora hiere, la última acaba con nosotros.

Al final del tercer mes, en el momento y el lugar más inesperado, pasó algo que me ayudó a reencontrarme poco a poco. Ese vacío que no se llenaba se fue rellenando, lentamente, gracias a alguien que llegó sin hacer ruido pero con mucha fuerza. ¿Le doy las gracias otra vez? Creo que no, ya sería muy pesado.
Hubo un día en el que exploté, se queda ahí para siempre, pero no, no estaba solo. Por eso de ahí en adelante tuve claro que tenía que hacer, donde iba a llegar y que sí, yo servía para algo.
Hay personas que llegan a tu vida y la ponen patas arriba, te cambian todas las cosas de sitio y tú te quedas mirando como lo hacen, porque sabes que va a ser distinto. Esa persona por la que te comes el orgullo, por la que te despiertas cada día y ves que no todo el color está perdido entre tanto gris. ¿Qué más me da lo que piensen? Sea como sea le debo más que a cualquier persona de aquí, aunque no la pueda ver. Vosotros podéis mirar a vuestro lado y ver a esa persona, yo no. Pero lo que me une a ella, por encima de todo, es gratitud por todo lo que ha hecho por mí. Eso no lo puede decir todo el mundo.
De ahí en adelante momentos que no podré olvidar fácilmente, no todo fue perfecto, pero sí mejor de lo que podría serlo en cualquier otro momento. Altibajos como cualquier persona tiene, pero ya las cosas solo podían ir a mejor después de todo.
Gracias a todas esas personas que me sacaron una sonrisa en este año, a aquellas que son verdaderamente especiales se lo diré. Hay que saber agradecer cuando alguien quita parte de su tiempo para intentar que tú estés bien. Muchas gracias.
No sé que viene de ahora en adelante. Como siempre, ¿quién sabe lo que pasará mañana?
Acabaré mal, volveré a sonreír, siempre igual, como todos los años. Irá por etapas mi vida, perderé a gente y vendrán nuevas personas a ella. Puede que no esté preparado para volver a lo que era antes, porque a la vista está que quedé muy frágil, que mis heridas no se cerraron del todo. No sé cuanto durará mi medicina, si aguantará ahí o se irá. Sin embargo, sé que debo sobrevivír aunque tenga que empezar otra vez de cero. Soy más fuerte de lo que creo.
Pero pase lo que pase, no quiero volver a estar solo. No como aquella vez... Me toca comerme el mundo, sé cuales son mis metas, o más bien mi única meta. Haré más de lo que puedo por lograrlo, que se cumpla o no, creo que no depende de mí a estas alturas. Será duro, ya me hago la idea de todo lo que me espera, pero siempre vendrán imprevistos, tanto para bien como para mal.
Si se quiere se puede, por muy improbable que sea... Es cuestión de encontrar tu lugar.


Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia.
Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó:
¿Cuantas piedras piensan que caben en el frasco?.
Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:
¿Está lleno? Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que debajan las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió:
¿Está lleno? Esta vez los oyentes dudaron: Tal vez no. ¡Bien!. Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava. ¿Está lleno? preguntó de nuevo.
¡No!, exclamaron los asistentes. Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba. Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.
Un alumno respondió: Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas,siempre puedes hacer que quepan más cosas. ¡No!, concluyó el experto: lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.
¿Cuales son las grandes piedras en tu vida?. ¿Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona amada?. Recuerda, ponlas primero. El resto encontrará su lugar.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Una en un millón

Me pierdo.
El color se vuelve gris.
El tiempo se para.
La vida se rompe.
Todo lo que soy se derrumba.
Vuelvo atrás en el tiempo.
El mundo se invierte.
Me vuelvo loco.
Desaparezco.
Quedo en tierra de nadie.
Aparezco roto.
No existo.
Me quedo vagando como un zombie.
Vivo o muerto, es lo mismo.
No soy nadie para el mundo, si mi mundo no es nada.
Exagero, siempre exagero.
Me repito.
Confundo la verdad con la fantasía.
¿Y qué es verdad entonces?
No soy tan fuerte como me gustaría.
Si me quitas el único punto de apoyo al día a día, me hundo.
No me importa que se entere todo el mundo.
Al fin y al cabo... Nunca fue un secreto.
No valgo para mucho más.
Dependo, como un enfermo de su medicina.
Nadie lo entiende, yo sí.
No puedo reaccionar aunque lo intente.
Llámame inútil, imbécil o gilipollas; lo soy, no lo niego.
Lo pierdo todo sin ti.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Un grito

Este mundo mata.
Esta mierda ahoga.
Esta vida es perra.
 
 
 
¿Sabes lo que jode de verdad?
Que todo queda en 0 tan fácilmente.
Tengo miedo.
No tengo problemas en reconocerlo, está ahí.
Hoy estoy ahogado.
¿Lo peor?
Saber que no diré nada.
Todo cae encima por su propio peso...
 
 
Que no hay motivos, me siento imbécil.
Y aquí estoy...
Sumando enemigos al miedo.
Unos nuevos, esos que siempre ví de lejos y que nunca llegaron a mí.
Haciéndolo todo mal por no caer en lo que siempre llame injusto.
En algo que no es realidad, pero jode.
Uno a uno intentan abrir cicatrices.
Uno a uno se van adueñando de mí.
Uno a uno necesito que mueran...
 
¿Por qué te esfuerzas en joderme? ¿No te das cuenta de que en mi cuento solo manda ella y también yo? Tú no eres bien recibida en nuestra historia de dos.
No harás que crezca el dolor, no conseguirás ni un lamento. Eres la responsable
de que mi tiempo pase lento, de que me raye por todo y por nada a la vez, la quiero más cada segundo, cada hora y cada mes. Cada vez más…


domingo, 23 de diciembre de 2012

Locura

Es una cárcel de cuatro paredes sin barrotes, una cárcel de la que sales para volver a entrar en otra exactamente igual. Un lugar donde ves pasar el tiempo ante tus ojos, donde cada vez te vuelves más ciego, donde caen gotas del techo que se vuelven chaparrones con el paso de apenas segundos.
Ese lugar donde podrás llegar a llorar sangre, donde las cicatrices se abren al mínimo gesto y notes los años como losas que te pesan y poco a poco te impeden respirar.
Cada paso mal dado, cada pisada que das en el aire, cada futuro incierto que se nubla con el paso de los días, donde el silencio se convierte en tu mejor amigo.
Piérdete en mundos fantásticos, llenos de magia y alegría, pero debes saber que al más mínimo error perderás la guerra y volverás a tu prisión. Aprovecha la luz antes de que vuelva la noche, construye un refugio donde pasar el tiempo que pases en la oscuridad.
Destrúyete, regenérate, vuelve a ser lo que eras, olvídate de la persona que solías ser. Tantas cosas a la vez y tan poco tiempo para no volverte loco.
Tan lejos, tan incomprensible que no tienes más remedio que enfermar. Recaes, pero nunca llegas a morir, solo te quedas colgando de ese fino hilo que está entre lo que está vivo y lo que no.
¿Por qué tiene que haber dos extremos? Debes estar loco en un mundo de cuerdos, ¿o es lo contrario?
Mátame o déjame vivir, pero no me dejes aquí. Sal de mi cuerpo de una puta vez, me dañas con cada roce que me dan, éste no es tu lugar.
Vuela, no vuelvas, no quiero verte más por aquí. Yo no te necesito, creo que nadie te necesita, no se porque tienes que existir.
Eres tú la que me dejaste sin dormir tantas noches y me hiciste perder lo que tenía. Ya no me sirves, nunca me serviste en realidad, ya no quiero saber más de ti. Como esas personas que te llevaste contigo, vete tú también.
Sé lo que quiero, lo sé muy bien. Tú tratarás de impedirlo como siempre... Pero ahora no, ahora soy yo el que me he hecho a prueba de balas, soy yo el que ha sobrevivido a mi propia muerte, el que romperá con la puñetera condena que le han marcado, el que se reirá de los imposibles.
Ya me cansé de entrar en la guerra para rendirme. Ahora el que manda en mi vida soy yo.