Ese lugar donde podrás llegar a llorar sangre, donde las cicatrices se abren al mínimo gesto y notes los años como losas que te pesan y poco a poco te impeden respirar.
Cada paso mal dado, cada pisada que das en el aire, cada futuro incierto que se nubla con el paso de los días, donde el silencio se convierte en tu mejor amigo.
Piérdete en mundos fantásticos, llenos de magia y alegría, pero debes saber que al más mínimo error perderás la guerra y volverás a tu prisión. Aprovecha la luz antes de que vuelva la noche, construye un refugio donde pasar el tiempo que pases en la oscuridad.
Destrúyete, regenérate, vuelve a ser lo que eras, olvídate de la persona que solías ser. Tantas cosas a la vez y tan poco tiempo para no volverte loco.
Tan lejos, tan incomprensible que no tienes más remedio que enfermar. Recaes, pero nunca llegas a morir, solo te quedas colgando de ese fino hilo que está entre lo que está vivo y lo que no.
¿Por qué tiene que haber dos extremos? Debes estar loco en un mundo de cuerdos, ¿o es lo contrario?
Mátame o déjame vivir, pero no me dejes aquí. Sal de mi cuerpo de una puta vez, me dañas con cada roce que me dan, éste no es tu lugar.
Vuela, no vuelvas, no quiero verte más por aquí. Yo no te necesito, creo que nadie te necesita, no se porque tienes que existir.
Eres tú la que me dejaste sin dormir tantas noches y me hiciste perder lo que tenía. Ya no me sirves, nunca me serviste en realidad, ya no quiero saber más de ti. Como esas personas que te llevaste contigo, vete tú también.
Sé lo que quiero, lo sé muy bien. Tú tratarás de impedirlo como siempre... Pero ahora no, ahora soy yo el que me he hecho a prueba de balas, soy yo el que ha sobrevivido a mi propia muerte, el que romperá con la puñetera condena que le han marcado, el que se reirá de los imposibles.
Ya me cansé de entrar en la guerra para rendirme. Ahora el que manda en mi vida soy yo.
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