martes, 12 de noviembre de 2013

Se me olvidaba

Casi sin darme cuenta, miré por la ventana buscando un mar que estaba lejos. Encontré un descampado, una ciudad al fondo sobre la que caía el sol, un cielo lleno de mil colores. Y sin embargo, me parecía un paisaje triste. No. El sonido de las olas que tanto buscaba no llegaba hasta allí.
En el cielo mil colores y en mi interior todo estaba oscuro. Tanta vida parecía flotar tras esa ventana, chocaba con la muerte que existía dentro de mí. ¿Por qué?
Y sin darme cuenta, estaba evadiéndome del mundo real, tanto que cuando quise darme cuenta, al mirar por la ventana de nuevo, solo ví sombras. Esas sombras que yacían dentro, ¿habían salido para llevar la oscuridad fuera de mí?
Entonces me levanté y encendí la luz, para esquivar un rato a esa oscuridad que todo lo había llenado. Y aproveché la luz para mirarme en el espejo, ese que siempre me muestra la realidad, que me enseña como estoy por fuera, porque por dentro lo sé muy bien. Y observé cambios. Lo que dolía por dentro, se había dejado notar por fuera.
Y pensé. Y al pensar descubrí que, igual que no hay noche que venza al amanecer, no hay situación que duré toda una vida. Volví a mirarme en el espejo. ¿Dónde estaba mi yo?
¿En qué punto de mi historia había decidido ser otra persona? No lo sabía. Solo sé que hubo un antes, un durante y un después en mi vida. El pasado, todo lo que había hecho hasta ese momento, todo lo que había vivido hasta llegar ahí, no servía para mucho. Experiencia, sí, pero no la suficiente.
Se me olvidaba que el truco está en no acostumbrarse. Que cada día es un mundo. Que cada vez que abrimos los ojos entramos en una lucha por sobrevivir de la mejor manera posible. Y yo, sin más, es posible que me haya dejado llevar por la corriente, en vez de intentar llegar hasta la orilla.
Puede que nunca se vaya a acabar la mierda en la que estoy metido. Puede que nunca sepa olvidar, que nunca vuelva a pasar por esos días en los que todo era bonito, que nunca vuelva a mirar a alguien con ojos de quien desea pasar el mayor tiempo a su lado, que nunca odie lo que he querido. Puede que me lleve un tiempo sin sentir, viviendo rápido para no pensar.
Se me olvidaba quien era yo, hasta que mi reflejo en el espejo me hizo recordar.


No daré pasos sin mirar atrás, porque me es imposible.
La diferencia está en que ahora caminaré con la cabeza alta.