domingo, 13 de enero de 2013

Desierto

Las hojas van y vienen en este árbol.
Cayeron 365, salieron 12.
Hoy vuelve a salir una más.
Trece, pero... ¿qué fue de las otras?
¿Cayeron por su propio peso? No lo sé.
¿Quién eras tú hace un año?
Estaba perdido, como alguien sediento en el desierto, buscando un oasis.
Los granos de arena eran todos iguales.
Sin embargo, no todos compartían la misma historia.
No todos venían de la misma piedra. No todos estuvieron allí siempre.
Se movieron, aunque estaban quietos. Hablaban, pero no pronunciaban palabras.
Aprendí a escuchar el silencio.
A entender la monotonía de los días, saber que yo sería el mismo eternamente.
A no fiarme del calor o del frío, siempre se acaban perdiendo.
A ver más allá de las paredes, más allá de mis ojos.
A apreciar las estrellas, tan lejanas y pequeñas.
Ellas son las que me guiarían en la noche, las que darían luz.
Encontré, cuando más había aprendido y más perdido me encontraba... Y volví a vivir.
''La vida es triste''.
Eso piensas si no tienes a alguien que te demuestre que es bella con un simple ''hola'' todos los días.
Ojalá me dé cuenta de que soy más fuerte de lo que creo.
Disfruta hoy que puedes, mañana a lo mejor no. Y si te tomas cada día como si fuera el último, haciendo lo que quieres, habrás vivido. Si no, llevas muerto mucho tiempo...
Lo primero es romper contigo. Luego podrás disfrutar viendo caer las hojas de tu propio árbol.
Naciste llorando, y morirás soportándote a ti mismo...
Pero mientras, si estás en buena compañía, que venga lo que Dios quiera.

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