jueves, 17 de octubre de 2013

Me acostumbré

Me acostumbré a decirme ''no importa'' en los días malos.
Y también a no confiarme demasiado en aquellos en los que todo parecía ir bien.
Me acostumbré a mirarme al espejo sin buscar el reflejo de mis ojos.
Temo ver una mirada que demuestre algo que no me guste.
Me acostumbré a apagar las luces y mirar al techo por las noches.
A dar vueltas en la cama sin que importe el reloj.
A dejar un tiempo para pensar sobre lo que no tiene solución y lo que no puedo entender.
Me acostumbré a no dormir.
A esperar a que la luz entre por las rendijas de mi persiana.
Me acostumbré a levantarme con ojeras marcadas.
A no poder dar más de mí al siguiente día por el cansancio.
Me acostumbré a decirme de nuevo ''no importa''.
A mirarme al espejo sin buscar mis ojos, a apagar las luces, a mirar el techo y a no dormir.
Me acostumbré a todo lo que conlleva un ''adiós''.
¿Sabes qué?
A veces, al cerrar los ojos todavía te sigo viendo.
Por eso, me acostumbré a no querer soñar.


Sabes que soñaré, si no estás que me despierto contigo

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