Dicen por ahí que las personas tenemos dos caras...
En este blog quiero dejar lo que me está sucediendo día a día y lo que me ocurrió en un pasado no muy lejano, para eso he recuperado algunos tablones que hice no hace mucho.
Espero que os guste =)
sábado, 11 de abril de 2015
Puede ser que la vida sea una continua búsqueda de imposibles que
conseguir, un intento de superarnos constantemente. Esos imposibles son
conflictos entre las metas que nos marcamos con el corazón, mientras que
nuestra cabeza nos dice que no despeguemos los pies del suelo.
La RAE dice que lo posible es aquello que puede ser o suceder. Pero en
un principio no era posible que la Tierra fuese redonda, que el hombre pudiera
volar como un pájaro, o que la luna no fuera más que una inalcanzable esfera en
el cielo.
Porque lo que un día parece
imposible, otro se convierte en realidad. Porque los imposibles solo cuestan un
poco más. Porque nada que merezca la pena será fácil de conseguir. Y porque en
esa continua búsqueda que es la vida, no hay mejor mapa que tener esperanza. Y
porque lo imposible existe, ya que si no fuera así no existirían los sueños.
Me gusta pensar que yo hago lo
imposible, porque lo posible lo hace cualquiera.
jueves, 9 de abril de 2015
Vives entre la espada y la pared, doblando esquinas que te
pueden llevar a la gloria o a ningún lugar. Vives recordando cada paso en
falso, cada tropiezo, cada movimiento que diste, vives recordando, pero sin
dejar de avanzar. Vives atrapado en tu propia jaula, en la que tú decides donde
están los barrotes que impiden tu libertad. Vives condenado por tu propia ley,
la que decide por ti donde pueden empezar y donde acaban tus actos. Vives
sonriendo por fuera lo que lloras por dentro, creando una armadura contra el
pasado, coraza de hierro que a veces te puede llegar a pesar demasiado. Vives
jugando una partida de ajedrez contra ti mismo, en la que constantemente te
encuentras en jaque. Vives tratando de escapar de ti mismo, a veces creando
oscuridad a tu alrededor, a veces iluminando tu camino. Vives luchando, porque
sin saberlo sabes que es el camino.
No es lo mismo ser que estar, no es lo mismo irse o que te
echen, ni tampoco es igual antes, que ahora o después. Por eso prefieres sentir
que eres, antes que estar simplemente; prefieres irte antes de que te echen; y
prefieres estar en lo que sucede ahora, en vez de pensar en lo que pasó y en lo
que sucederá después.
Como decía Nietzsche, aquel que tiene un porqué para vivir
se puede enfrentar a todos los cómos. Y curiosamente, vives porque sin querer o
queriendo, sin saber porqué razón, con el tiempo vas resolviendo todos los
cómos que se presentan en tu camino.
Decía John Lennon que la vida es lo que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes, y tenía razón. Planeas tu matrimonio, la casa donde vivirás, el colegio al que irán tus hijos, planeas hasta el color que tendrá el puto sofá... Pero los planes son sólo un dibujo en una servilleta de papel; y por mucho que te empeñes, al final, tus planes le importan una mierda al resto del mundo. Y puedes ponerle cabeza, corazón o un taco de servilletas emborronadas con sueños, que la vida, tiene otros planes para ti...
Tenía razón porque a veces en un golpe de suerte te sonríe y a veces te clava un puñal por la espalda cuando menos te lo esperas. Y va pasando el tiempo, vas reconstruyéndote con cada caída, y vas saliendo adelante poco a poco. A veces la vida sigue, como siguen las cosas que no tienen ningún sentido. Otras se pasan los días volando, sabiendo que tienes un motivo para estar ahí y seguir luchando.
Hoy me miro en el espejo y tengo claro que no soy el mismo chaval de hace un tiempo, que a ese le he escondido y no tengo ganas de que salga.
Pero, ¿sabes qué?
Él está ahí.Y sin esa parte de mí, no tendría posibilidad ninguna de mantener a la gente que tengo al lado en mi vida. Sin él yo no soy nadie. Y aunque lo guarde para que nadie pueda hacerle daño, forma parte de mí.
Podría decir John Lennon que mis planes le importan una mierda al mundo, lo que no tuvo en cuenta es que la vida está en gran parte compuesta por sueños. Solo hay que seguir luchando para conseguirlos.
Te paras un rato a pensar.
Unos cuantos tragos después de cerrar el libro.
Habrán pasado meses, días, horas...
Da igual.
El calendario ya no importa.
El reloj quedó enterrado.
¿Puede alguien encontrar algo tan pequeño entre tanta arena?
No lo sé.
Ya no queda nada, ni siquiera los restos del naufragio.
Hace ya mucho de aquel día en que la niebla caía entre las montañas.
De ese principio de un fin ya anunciado.
¿Te diste cuenta?
Nos gusta lograr imposibles.
Nos gusta aprovechar cada última gota de una posibilidad diminuta.
Escurrirla hasta el punto de dejar todas tus esperanzas en una sola opción.
Y ésta se va, se pierde como el humo.
Sin dejar ni rastro.
Y caes.
¿Sabes?
Me he convertido en todo lo que odiaba de ti.
Lo mejor es que no he tenido que dejar de ser quien soy.
He mantenido mi esencia.
Y te levantas.
Pero ya no soy el mismo.
Orgulloso de todo lo que he conseguido cuando ni yo mismo daba un céntimo por mí.
De darme a valer cuando tenía la sensación de no valer nada.
De saber que por muy difícil que fuera levantarse, si lo conseguía sería mejor.
Porque equivocarse significa un error, un error significa aprender y aprender lleva a levantarse.
No seré el mejor.
No seré un ejemplo.
No tendré una vida en la que no me equivoque nunca.
Sin embargo, aprendí.
No voy a dejar que caiga nunca más.
Es el camino para empezar a perdonarme.
De buenas a primera te topas con la realidad, esa que dicen que duele tanto.
De primeras te encuentras desorientado, como quien pierde el norte.
Sin embargo, cuando te acostumbras, aprendes a ver las cosas de otra manera.
El dolor te cambia.
Te das cuenta de que debes quererte a ti mismo para poder querer a otra persona.
Descubres que no vas a cambiar nada si tu reflejo en el espejo te devuelve una sonrisa triste.
Y que un solo hecho vale más que mil palabras.
Harto de promesas, de mentiras, de palabras sueltas que se borran como hace la marea con los escritos en la arena.
Y te das cuenta.
No hay mejor solución para un día malo que echarse a dormir y que empiece uno nuevo.
La vida es como la marea.
Unas veces, en lo más alto, te permitirá borrar las huellas que te dejaron.
Otras, en lo más bajo, te dará la oportunidad de escribir de nuevo.
Al fin y al cabo, todos buscamos no recordar el olvido.
El olvido de quien se fue y no va a volver.
El olvido de quien está y se fue.
Y el olvido de quien no está aunque no se fue.
No obligues a nadie a quedarse a tu lado.
Siéntete vacío cuando los que te rodean no te aportan nada.
Y siéntete afortunado cuando alguien sin necesidad de estar a tu lado te haga sentir bien.
Mírate.
Si el dolor nos hace más fuertes, será porque nos hace aprender mucho más.
Date cuenta de que siempre es necesario equivocarse una vez más para saber que estabas equivocado.
¿Sabes?
La historia la escriben los que luchan y vencen.
Los que arriesgan, no los que se quedan mirando.
Los que caen con la misma piedra y se levantan.
Los que no se rinden.
Abre los ojos por fin y te darás cuenta de que no es una pesadilla lo que vives.
Uno no tiene la oportunidad de elegir soñar una pesadilla.
Sin embargo, puedes elegir hacer de tu vida una pesadilla o tu lucha.
Tú tienes la llave.
Abre los ojos.
Dicen que el fútbol no puede enseñarte cosas... No has de ser el mejor. No has de ser el más rápido. No has de ser el más guapo. No has de ser el más alto. No has de ser el más fuerte. No has de ser el más listo. Solo tienes que ser tú mismo y creer en ti, porque al final todo llega para el que no deja de luchar. No te hace falta un balón de oro porque ya tienes dos entre las piernas. Y si alguien sigue diciendo que el fútbol es solo un juego, es porque nunca te vieron jugar. ¡Gracias Puyi!
El mismo lugar.
El mismo aspecto.
La misma persona.
Nada es lo mismo.
El tiempo va borrando huellas en nosotros como el mar lo hace en la arena.
Sin embargo, todo sigue igual.
Sigue siendo el mismo lugar.
Sigue teniendo el mismo aspecto.
Sigues siendo la misma persona.
Quizás en eso consiste, en que todo sea distinto sin dejar de ser lo mismo.
En que todo lo que viene se va, y todo lo que se va vuelve.
Todo evoluciona, y en la esencia sigue siendo lo mismo.
Nunca dejaré de ser yo, y nadie lo podrá cambiar.
Solo el tiempo me hará borrar algunas huellas.
Lo que no sabe es que por mucho tiempo que pase seguirá siendo la misma playa.
Será la misma arena donde dejaron huellas.
Siempre serán los mismos ojos los que verán lo que yo veo.
Y nunca dejarán de ver lo mismo, pero distinto.
El tiempo sigue pasando, y con él, sigo aprendiendo. Aprendiendo que se puede estar solo rodeado de muchas personas, y acompañado sin necesidad de tener a alguien a mi lado. Que lo que un día empieza debe acabar, y también que aquello que acaba sirve para que algo nuevo empiece. Que un gesto, un simple apretón de manos, dice más que cualquier palabra. Que son muchas personas las que prometen, pero pocas tienen lo que hay que tener para cumplir. Que detrás de una sonrisa pueden estar escondidas mil lágrimas, y que tras mil lágrimas puede aparecer esa sonrisa que te quita el sueño. Que todo el mundo necesita a alguien que le tranquilice y le diga que todo irá bien a pesar de todo, incluso yo. Que todo esfuerzo tiene su recompensa si se intenta hasta el final. Que cualquier persona pierde el control si tocan su punto débil, y que los sucesos más duros son aquellos a los que no les encontramos explicación. Que o pisas o te pisan y que la solución a los problemas nunca será esconderse. Que el único que aguanta en mi vida desde siempre conmigo he sido yo, que la única manera de saber que estoy equivocado es equivocándome una vez más. Y que, al fin y al cabo, nadie se muere por nadie. Es como un jarrón cuando se rompe, puedes volver a juntar sus trozos, pero ya no va a volver a ser el mismo porque está roto. Será que la frase de la que he aprendido mejor el significado es un ‘’que te importe quien te aporte’’. O será que me cansé de echar de menos a quien no supo echarle cojones. El mejor de los pecados el haberte conocido. XXIX.
Las personas no son para siempre, son temporales. Rara vez encuentras a alguien que aguante toda tu vida contigo. Si las cosas son así, y te hacen daño, tienes que dejarlo de lado, por mucho que te duela, por mucho que le quieras.
Es como un jarrón cuando se rompe, puedes volver a juntar sus trozos, pero ya no va a volver a ser el mismo porque está roto.
Nadie se muere por nadie.
Y si al principio cuesta, después el tiempo te dirá que hiciste lo correcto
Como todos los años, toca hacer el resumen de los últimos 12 meses que he vivido. Quizás diga lo mismo cada vez que hago una entrada así, voy y suelto un ''lo malo del anterior año no tiene nada que ver con lo de este, he aprendido muchísimo este año''. Y lo voy a volver a decir en el resumen de este año, porque es algo que cada vez tengo más claro: Conforme avanza el tiempo, más maduran y evolucionan nuestros problemas, al igual que nosotros mismos aunque no nos demos cuenta.
Pues bien, este año fue distinto, tanto por el número de experiencias nuevas que he vivido como por lo sentido. Empecé el año con todo lo que quería, ni más ni menos. Lo termino en una situación buena, pero con muy malas sensaciones. ¿Y cómo te pones mal si tienes motivos para estar bien?, me preguntan. Será que mi forma de ser me haga pensar en todo lo que me ha llevado a estar ''bien'' ahora. Ha sido un año duro, muy bonito en algunos momentos, pero que me ha desgastado muchísimo. Un año de romper barreras como la distancia, y de caer en el mismo error una y otra vez.
La verdad es que estoy orgulloso de mí, por haber aguantado medianamente bien todo. He tenido apoyo de personas increíbles que probablemente en ciertas situaciones he demostrado que no merezco la pena tenerlos, pero ahí siguen, ojalá que sea así durante el mayor tiempo posible.
Y es que este año he vuelto a aprender que nada es para siempre, porque parecía que se me había olvidado. Pensando que algunas personas que han acabado por irse iban a ser de esas que llegan para quedarse, la verdad es que me equivoqué. Y los que me conocen saben de verdad lo que he perdido por esto, más de lo que he dejado ver. Que es cierto que si alguien no aguanta en tu vida es porque deben llegar otras personas que ocupen su lugar, y que este año he conocido a personas que valen muchísimo la pena. Pero si esa persona que se va era importante, joder, duele.
Me he roto tantas veces este año que a veces me siento como un jarrón al que han intentado juntar los trozos tras caer al suelo. Evidentemente, aunque pegues sus partes, ya no vuelve a ser el que era antes. Y yo no creo que pueda volver a ser el de antes.
También he vuelto a descubrir que o pisas o te pisan, solo que esta vez también he sido yo el que ha dado palos. No me enorgullezco de ello ni mucho menos, más bien al contrario, hubo momentos en este año en los que la situación se me fue de las manos, y ya no puedo hacer nada para cambiarlo. Ya es tarde para pedir perdón, pero, ¿saben qué? Al menos me dí cuenta a tiempo de que no era eso lo que yo quería, que ese no era yo. Y me hizo falta muy poco tiempo para darme cuenta, un tiempo necesario. Y ese tiempo sirvió para aprender a que yo también puedo conseguir lo que me proponga, si es lo que deseo.
Y sí, la verdad es que 2013 ha tenido más lágrimas que sonrisas. Al fin he descubierto que estoy hecho para sufrir. Sin embargo, me he dado cuenta de que eso me sirve para superarme, para no rendirme. Podré caer una y otra vez, podré chocarme de frente contra una pared al ir a toda velocidad, podré tropezarme mil veces con la misma piedra. Pero siempre me levanto, y cada vez que lo hago soy mucho más fuerte. Así que invito a todo aquello que quiera verme mal a que siga intentando hundirme. Aunque tenga a menudo ganas de abandonar, no me voy a rendir.
Porque visto lo visto, todo lo bueno dura poco, las palabras se las lleva el viento, lo bueno que haces mil veces se borra por un mal acto, que hay personas que se acordarán de ti en las malas y no en las buenas, que los buenos no ganan siempre. Por eso este acabó siendo el año del ''que te importe quien te aporte''. Todo es parecido al inicio del 2012. Al menos estoy acostumbrado a estas sensaciones.
La verdad es que no espero gran cosa de 2014, no espero grandes cambios. Solo sé que si las cosas empiezan a ir medianamente bien, lo valoraré muchísimo. Me gustaría dar las gracias a todas las personas que me han ayudado este año, que no han sido pocas, y de verdad que pienso que les debo mucho. También me gustaría que esas personas que se han ido, si les da por leer esto, se queden con lo bueno del tiempo que hayamos compartido, como intento hacer yo. Sin duda, echo de menos. Pero la verdad, ojalá les vaya bien, y que no vuelva a saber nada de ellos.
Feliz 2014 a todos, ojalá sigáis otro año más conmigo :)
Dicen que son tus actos, yo digo que es el destino. Está grabado en mi alma. Necesito dejarte ir. Tus ojos brillan claramente. Quiero proteger esa luz. No puedo escapar de esto a menos que me muestres cómo. Cuando sientas mi calor mírame a los ojos.
Llegas a ese lugar, el único lugar en el que te puedes encontrar. Te sientas.
Estás perdido.
Vives en una jaula en la que tú mismo te pones tus propios barrotes.
Te ahogas, pero eres tú el que te aprisionas contra el fondo a ti mismo. Cansa ya. Eres tú el que te sube a lo más alto de esta montaña rusa para luego dejarte caer. Es un camino que siempre acaba hacia abajo. No quieres a estas alturas que te cuenten cuentos. ''Sufrir es un lujo'', dijeron. Como si tú pudieras poner el punto y final a esta situación. No le ves el principio, ni ves el final. Está ahí, contigo, en cada paso mal dado, en cada mirada atrás. Y no te puedes sentir solo en el acantilado. Sabes perfectamente que hay una puta sombra que te acompaña, y no se va. Estás roto. Pero no roto porque sientes que algo va mal. Roto porque no sabes como cambiarlo. Porque un día lo tenías todo y al siguiente te despertaste sin nada. Porque estás cansado de ser el segundo siempre. Porque ves como el tiempo ha cambiado a todos, menos a ti. Es entonces te sientes el perfecto cero a la izquierda del mundo. Lo peor es que tú no puedes prescindir de ti mismo. No. Tú estarás para siempre en tu propia vida. Deberás quererte. Deberás cuidarte. Deberás aceptarte. Todo porque nadie va a estar más tiempo contigo en tu historia. Aunque te hundas a ti mismo, aunque te saques a flote. Dependes de ti. Te levantas y caminas. Y por cada paso que te va alejando del acantilado, sientes que te vas perdiendo otra vez. O no. Quizás la única manera de encontrarte sea perdiéndote de nuevo...
Ojalá que me la encuentre ya entre tantas flores.
Ojalá que se llame amapola, que me coja la mano y me diga que sola...
Un chico iba caminando por su camino. Una chica iba caminando por su camino.
Un día el chico llegó a un cruce de caminos. Un día la chica llegó a un cruce de caminos.
El chico vio como a su camino llegaba otro camino. La chica vio como a su camino llegaba otro camino.
Sin embargo, ambos caminos no estaban unidos.
El chico y la chica llegaron a la unión de caminos al mismo tiempo.
Observaron que, para su sorpresa, una muralla de cristal impedía el paso al otro camino.
Podrían verse y podrían hablar el uno con el otro.
Se miraron por primera vez.
Con tan solo ese cruce de miradas, decidieron emprender el camino acompañándose mutuamente.
El primer día de camino se presentaron.
El segundo día hablaron de sus gustos hasta que llegó la noche.
Pero al tercer día las cosas cambiaron.
El camino se hizo cuesta arriba.
El terreno se llenó de pequeños agujeros que dieron paso a grandes socavones.
El sol dejó paso a las oscuras nubes y comenzó a llover.
Y entonces los caminos dejaron de ser un apacible lugar para seguir su viaje.
Cuesta arriba, irregular y entre gotas de lluvia.
Sin embargo, ninguno de los dos aminoró el paso, ni dio media vuelta.
Cada vez que uno se quedaba un poco atrás, el otro le esperaba para reanudar la marcha juntos.
Fue así como el chico y la chica crearon un vínculo.
Al cuarto día, mientras caminaban, hablaron de sus inquietudes ante ese camino.
Al quinto día, se confesaron lo que nunca habían confesado a otras personas.
Al sexto día, ambos durmieron pegados al cristal, como si quisieran estar cerca.
Al séptimo día el camino no parecía tan complicado.
Las cuestas no eran tan duras.
Los agujeros se pasaban sin mucho esfuerzo.
Y la lluvia solo era un poco de agua.
Al octavo día él amaneció mirándola hasta que se despertó.
Al noveno día ella le pensó hasta que se quedó dormida.
Al décimo día decidieron no caminar.
Ambos se miraron fijamente.
No pasó nada.
Al undécimo día reanudaron la marcha.
Y al duodécimo no aguantaron más y maldijeron su suerte.
El camino no era tan malo después de todo.
Lo malo era esa muralla de cristal.
Podrían verse y podrían hablar el uno con el otro.
Sin embargo, no podrían tocar la piel del otro.
No podrían sentir que existía más allá de la imagen que ofrecía el cristal.
No podrían vivir al otro lado de la muralla.
Siguieron caminando con el paso del tiempo.
Los días, dejaron su lugar a los meses.
El camino seguía con sus idas y venidas para cada uno, pero al final siempre se esperaban.
Hasta que un día todo volvió a cambiar.
Ambos tuvieron que elegir si continuar por el camino de la muralla de cristal.
Nuevos caminos aparecían a medida que caminaban.
Dudaron.
Pensaron.
Y siguieron caminando ''juntos'' el uno al lado del otro.
Conforme más avanzaban en el camino, más complicado se hacía.
No sabían exactamente a donde querían ir.
Sí sabían con quien querían ir.
Vivían sin dirección.
Hasta que las dudas se hicieron enormes al ver pasar tantos caminos que podrían ser los suyos.
El tiempo seguía pasando y las dudas seguían engordando.
El día que no pudo más, el chico golpeó la muralla hasta que consiguió pasar.
Sin embargo esa situación era temporal, pues en ese camino solo podía caminar una persona.
Entonces decidió volver a su lado del cristal.
Él la observó desde el otro lado sin dejar de caminar.
Ella le observó por última vez sin dejar de caminar.
Fue entonces cuando los caminos dejaron de lado al cristal y se separaron para siempre.
Él quiso quedarse ahí para siempre.
Ella decidió seguir adelante.
Él siguió caminando por su camino.
Ella siguió caminando por su camino.
Pasa el tiempo, voy aprendiendo al ver las cosas que me suceden, y me doy cuenta de que continuamente estoy tratando de mejorar mi forma de ser. En estos últimos meses estoy intentando separar lo que es justo de lo que no lo es. El resultado, al menos para mi gusto, es sorprendente, algo alejado a lo que yo creía.
Que tiremos la piedra y luego escondamos la mano.
Que demos nuestra palabra, y al tiempo rompamos con lo que dijimos.
Que luchemos contra todo, para luego vivir como si nada.
Que la culpa sea del otro, aunque sepamos que no estemos en lo cierto.
Que el orgullo esté por encima de lo que realmente queremos.
Que lo de fuera siempre valga más que lo de dentro.
Que decidas estar mal, cuando hay personas que tienen motivos para llorar y sonríen.
Que el tiempo no pare, mientras sigues en el mismo sitio.
Que los que más tienen se quejen, mientras los que menos aguantan sin hablar.
Que nos busquemos en las malas, porque en las buenas no nos hacemos falta.
Que los que menos se lo merezcan, se saldrán con la suya por encima tuya.
Que queramos lo que nos hace daño, y dejemos de lado lo que nos hace bien.
Que lo que te dan un día por tu propio esfuerzo, te lo quiten de golpe como si nada.
Que des siempre lo máximo posible, mientras recibes lo mínimo.
Que no olvidemos lo que nos duele, y sí los buenos recuerdos.
Que por mucho que nos levantemos, volveremos a caer en las mismas piedras.
Que a veces el dolor dure tanto, mientras la felicidad es tan efímera.
Que vivamos pensando en otros, mientras otros no piensan en ti.
Que lo que quieres, no puedes.
Que lo que puedes, no quieres.
Así, el mundo siempre será un lugar mucho más justo.